UTRERA, ¡JUNTOS PODEMOS!
La asamblea es una forma de
organización social que implica la igualdad de todas las personas participantes
de un colectivo, sociedad o en éste caso círculo. No existe la jerarquía y es
opuesta a la organización vertical en la que unos toman las decisiones y otros las
acatan.
Hay que ser conscientes de las
necesidades del pueblo y de cómo conseguir paliarlas en la medida de lo
posible, intentando siempre llegar al consenso sin necesidad de votar.
No bastará con proponer un tema y
votarlo, se deberá debatir y dar cabida a otras propuestas e ideas que ayuden
al consenso; el sentido común y la
inteligencia colectiva harán el resto.
Se da por hecho que toda persona
que forme parte de nuestro círculo, es honesta y responsable de sus actos y que
aportará su sapiencia y buen hacer a favor de lo común.
Debemos tener claro que el
trabajo es voluntario, y por eso mismo, es la voluntad de cada uno para con el
círculo y sus necesidades, además del
tiempo disponible de cada cual, lo que hará posible que se consigan los
objetivos marcados.
Tanto en los grupos de trabajo
como en el círculo en general, la más clara premisa deberá ser la ausencia del
más mínimo protagonismo individual, dándole el valor más alto a la
horizontalidad y a la igualdad de todos.
Todos podremos participar de las
iniciativas surgidas del círculo, pertenezcamos o no a algún grupo de trabajo.
El bien común debe ser lo imperante.
El círculo estará abierto a todas
las personas que libremente quieran entrar, al igual que serán libres de no
estar de acuerdo con los objetivos del círculo y salir de él.
Intentaremos todos, en la medida
de lo posible, organizar actos, actuaciones, reuniones, foros, debates,
convivencias, asambleas etc., para estar siempre en contacto con la necesidad
real y además avivar las ideas políticas que pudiera haber en todos nosotros,
aparte de conocernos más personalmente y tener más cercanos los vínculos
afectivos, que sin duda nos ayudarán a soportar mejor las problemáticas que puedan
surgir de una masa social joven y crítica, y sobre todo con unas ganas
tremendas de cambiar el escenario político actual y sin miedo, la mayoría de
nosotros ya no tiene nada que perder, pero sí mucho por lo que luchar.
No debemos pensar en nosotros, la
dura batalla que comenzamos no hace mucho, hemos de ganarla para dar un futuro
mejor a las generaciones venideras; para
que nuestros hijos y nietos al llegar a nuestra edad, no tengan la rémora de lo
que nosotros tuvimos al alcance y no conseguimos. Vamos Utrera, ¡JUNTOS PODEMOS!
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